“Cuando miré hacia atrás, las estrellas se hacían cada vez más pequeñas, sin embargo, no me parecía que llevase una velocidad tal como para reducir a puntos en una hoja lo que hacía minutos eran gigantes en el cielo.
Lo tenía todo planeado al detalle. Iba a construir un lugar donde nadie pudiese alcanzarme, donde nadie me molestase, donde ser yo mismo sin tener que dar explicaciones. Un sitio en el que no fuese necesario formar parte de nada, ni definirme con tonterías tales como una profesión, o en relación a alguien.
Estaba seguro que podía conseguirlo, lo que no sabía aún bien era como poder construir mi planeado, específico y claro objetivo: un iglú en Marte.”
Porque si un árbol no ha caído si no hay alguien que le escuche caer, un libro de poco sirve si no es leído, ni una imagen transmite si nadie la mira.
Este es nuestro iglú, este nuestro pequeño Marte.
Bienvenida, bienvenido, te invitamos a formar parte y a acompañarnos en nuestro viaje sideral de letras, luces, colores, emociones, sensaciones y ese tanto por aprender para crecer.